miércoles, 2 de octubre de 2013

Alimentados por el morbo

España es un país de morbosos. Esto es así. Tan real como que existimos. Sólo hay que estar en la carretera durante un accidente para darse cuenta de que la gente frena y mira, formando un enorme atasco, intentando visionar qué ha ocurrido y la magnitud del siniestro. Nos puede.

El morbo vende y los medios lo saben. Por eso, ¿qué pasa con el caso "Asunta"? Un día tras otro, en los programas se habla, se repite, se lleva a expertos en diversas materias, tienen enviados a todas horas para contactar con la noticia al segundo, llamadas telefónicas, se hacen pesquisas como si del CSI se tratara... Y, como era de esperar, se realizan especiales por si a alguien se le ha quedado algún detalle en el tintero.

Anoche, sin ir más lejos, estuve viendo durante un rato uno de ellos (sí, lo confieso). Conclusión: más de lo mismo. Volví a ver las mismas imágenes una y otra vez, ese vídeo tras la adopción que ya todos conocemos o el de la madre sonriendo durante el registro mientras se fuma un cigarro. No había novedad, sólo hipótesis imaginarias alrededor de un turbio acontecimiento. Los mismos colaboradores y hasta una conexión con el funcionario de prisiones para intentar verificar que se comportan como bichos raros. S
i alguien hubiera estado lejos desde el fatídico 21 de septiembre en el que se encontró a la pequeña, estoy segura de que ayer hubiera encendido la tele y tendría clarísimo que los padres fueron los autores de esta atrocidad. Y ese es el problema, que durante estos programas, aunque se hable de "presuntos" (aunque la mayor parte del tiempo se les olvida hacerlo), se deja entrever la culpabilidad de los progenitores y esto no es algo que ayude. Cada uno puede tener su opinión, está claro, pero no hay que olvidar que estamos ante un proceso en el que tienen que seguir recogiéndose pruebas y no se puede dar por hecho que llevan meses premeditando cómo asesinar a su hija.

Repito, el morbo vende. Y por ello conocemos el blog que tenía la chiquilla, si tenía alergia o no, si a la madre le dejaron una herencia e, incluso, se insinúa que el fallecimiento de sus abuelos también formó parte de un crimen por el dinero de la herencia... No sé si estamos ante un acontecimiento doloroso, como es la muerte de una menor, o si se trata de una película de aquellas que llamamos "de sobremesa"... ¡No quiero dar ideas!. Y no es comparable, pero de igual forma pasa con el Rey. Con su operación de cadera, ha existido más transparencia que durante todo su mandato: qué desayuna, cómo pasea, si se ríe, si le pica una oreja... Cualquier día voy a creer que le tengo paseando por mi casa.

Este es nuestro país. Nos gusta demasiado lo que hace el vecino y, si es alguien conocido, mucho mejor. Y cuanto más oscuros sean sus secretos, más gente estará enganchada a sus televisores. (No sé si será porque nos gusta saber aquello de "los ricos también lloran" y nos produce un tremendo placer descubrir que a ellos les puede ir también mal, o es puro cotilleo, por no tener que pensar en los problemas de uno mismo). Por eso, cuando sucede un acontecimiento con tantos cabos por atar, y en el que están implicadas personas como otra cualquiera, la gente empieza a señalar con el dedo culpables y aquí tenemos "la gallina de los huevos de oro". Lo que está claro es que todo este morbo da dinero y, por lo que parece, aunque no tengamos mucho en nuestros bolsillos, esto es lo que manda. 

Sólo espero que se descubra la verdad, sea cual sea, y que se haga justicia. A veces parece que se les olvidan los protagonistas de sus historias con tanto bombo: esa niña es la que realmente importa. 

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