jueves, 20 de junio de 2013

Diario de una desempleada

Llevo una temporada de esas que, podríamos considerar, amargante. Días eternos, CV que nunca lee nadie, entrevistas que no llevan a ninguna parte. Unos días te levantas de un humor de perros, otros días te despiertas con ánimos que, poco a poco, se apagan al ver que es otro día similar a los anteriores.

Es por eso que no estoy siendo muy constante con mi blog. Lo que empezó como una nueva ilusión, algo en lo que invertir mi tiempo, escribir, desahogarme, comentar mil cosas... ahora me cuesta. Muchas veces no me apetece volver a ver el ordenador en mil horas después de haber estado buscando ofertas de trabajo sin parar. Es lo que tiene el desempleo y tener demasiadas horas sin saber qué hacer...

Suena el despertador. Sí, nunca se sabe cuándo pueden llamarte para una entrevista y no es buena idea que escuchen tu voz de ultratumba, no quedaría muy bien. Con un ojo cerrado echas un vistazo a las redes sociales. Desayunas, pones la tele, un poco de zapping con los programas mañaneros... fascinante. Encender el ordenador, mail, ofertas automáticas que te han llegado... ¡Vaya! Piden árabe nativo, 7 años de experiencia en el sector... No sé si echarla, seguro que en realidad me buscan a mí y no lo saben... Mejor no mirar las candidaturas, total, me habrán descartado de 20 sin mirar mi currículo. Seguir buscando por diferentes webs, Twitter, cosas que te envían amigos, cursos inaccesibles... Cuando te quieres dar cuenta, llevas toda la mañana pegada al ordenador y ya no sabes ni qué has enviado. Y volver a repetir la misma acción por la tarde.

Una cosa que ha llegado a mi vida desde que no tengo curro es el insomnio. Sí, ese gran amigo que todas las noches aparece cuando intentas cerrar los ojillos. Mi táctica es tener la televisión de fondo, a ver si los susurros de los personajes de "Cuéntame" consiguen adormilarme. Pero parece que las vivencias de don Antonio Alcántara (Antoñito, de tú...) empiezan a parecerme más interesantes que echar una cabezada, así que acabo viendo el capítulo entero...

Y así acaba el día. Y se repite una y otra vez, como en bucle. Dar una vuelta por la tarde o salir a la compra son las cosas que rompen un poco con la rutina diaria.

Sin ir más lejos, el otro día, hice una de esas salidas extraoficiales que cambian mi jornada no laboral e iba en el metro hablando con mi pareja de cómo huir de aquí. De cómo nos están obligando a hacerlo, pero sin ayuda, porque para eso necesitas dinero e idiomas. Y para los idiomas necesitas más dinero. Y para el dinero necesitas un trabajo. Y para conseguir un empleo parece que hay que marcharse. Un monólogo de esos que suelo marcarme muy a menudo sobre los bucles, hasta que me dí cuenta de cómo un anciano me miraba con lástima y me llegó muy dentro. Ellos, que siempre se han quejado de que no sabemos qué dura es la vida, que viven con una pensión cada vez más inexistente, se compadecía de mí...

Triste, ¿verdad? Pues no, creo que más triste es rendirse. Hay que seguir luchando y no me cansaré hasta que no consiga lo que quiero. Hay que seguir teniendo metas porque, cuanto más desees algo y más te esfuerces, aunque parezca imposible, podrá ser. Y hay que seguir sonriendo, porque siendo positivos parece que los días aburridos y repetitivos toman otro color.

Yo voy a aprovechar y dar las gracias a esa persona que, de vez en cuando, me saca de mi letargo y me inyecta un poquito de realidad en vena. Hundirse es muy fácil y, a veces, necesitas una mano que te ayude a salir. Así que he empezado un poquito negativa este post, pero quiero enviar un mensaje positivo a toda esa gente que está igual o peor que yo. Desde aquí, desde esta humilde periodista en paro, todo mi ánimo.


4 comentarios:

  1. Ale seguro que lo conseguiras. Muchas personas seguros están peor, pero tu adelante. Se fuerte.

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  2. Muchas gracias a ambos! :) Da gusto escribir y saber que hay gente que invierte su valioso tiempo en echarle un vistazo. Gracias, de verdad.

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  3. Identificada es poco, muy bueno Ale!! De una publicista en paro.

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